Entrevista a Isabelle Paez (Teatro, Danza y Música)

Romina Soler entrevistó para La ventana a Isabelle Paez (Creadora, Directora y Co/Intérprete de “La Casa Canta”, con funciones todos los domingos a las 20.30 hs. en la Sala Tuñón del CCC). En esta interesante entrevista, Isabelle nos contó sobre la creación de su espectáculo, la elección de los poemas y muchas cosas más. Que la disfruten y no se pierdan este hermoso espectáculo que es una caricia al alma.  
1. ¿Cómo empezó tu relación con el teatro, la danza y la música?
La música me acompaña desde niña, su lenguaje me conmueve y sus ritmos me contagian, tengo un vínculo intuitivo con ella. Privilegié los proyectos artísticos con música en vivo. Escuché y mucho. Sin embargo, la música me llevó a la danza contemporánea como disciplina artística; ese encuentro fue más bien silencioso, en la escucha del cuerpo-lenguaje que improvisa y compone. Lo que sí, a medida que me fui especializando en la consciencia corporal, surgieron los otros modos de expresión: el cuerpo sonoro, la voz, el ritmo y la rítmica espacial.
El deseo de investigar la composición y la performance fue el punto de partida de los cruces con otras disciplinas (tales como las artes plásticas, literarias, musicales  y de varieté -ésta última, a su vez, me llevó a investigar el acontecimiento teatral y cómico, desde un cuerpo en escena sin decir una sola palabra-). Más que una relación con el teatro, es una relación con la palabra, la literatura oral en el sentido de Adolfo Colombres. Leer y escuchar es vital;  es una relación reflexiva, espiritual y poética para con la condición humana. El lenguaje une las artes a la literatura, el artificio de  ‘lo indecible por uno’; en éste sentido la danza aparece ‘cuando la palabra no alcanza’. Son puntos de contacto sensibles que me interesa investigar: el relato de lo lingüístico, lo corporal y lo musical abordado como un todo expresivo e indagado desde los fundamentos del movimiento (peso, espacio, cuerpo)

2. ¿Con quiénes estudiaste y te formaste?
 Me formé en Francia (en Paris y en el Sur). Abordé la danza contemporánea cuando viví en Paris. Me formé en el contact/ improvisación (con los maestros Didier Silhol, Olivier Beson y Frey Faust); en las técnicas release (con Trisha Bauman y Marion Bae); el tai chi chuan (con J.M Chomet ) y en la técnica José Limón en el conservatorio de Bagnolet . Participé en seminarios intensivos en Centros Coreográficos Nacionales (C. Brumachon; J.Nadj; C. Bourigault; Alban Richardy); tomé cursos regulares de danza contemporánea en estudios parisinos  (Ménagerie de Verre; Studio Armonic y Rick Odums). En  la escuela de Peter Goss, realice un trabajo intenso en la musculatura profunda y en yoga contemporánea con la bailarina Toni D’amelio. En el año 1999, descubrí a Françoise y Dominique Dupuy, maestros modernos de la escuela alemana que enseñan los fundamentos del movimiento dándole una gran importancia al ritmo, al flujo y a lo musical. También me formé en Danza Butoh con Magy Ganiko, Midoh Homura y Yumi Fujitani. Tengo una maestría en Educación Física especializada en danza en la escuela e historia de la danza para el bachiller artístico. Soy licenciada de la Universidad de Paris 8 en Artes del espectáculo, Mención Danza; docente de Danza Contemporánea y de Ritmo del Cuerpo - Formación Superior, artística y pedagógica de Françoise Dupuy, con Melissa Cascarino, pianista y rítmica del Instituto de Ginebra de  Dalcroze-, y en voz  teatral y cantada con Marie Paule Marthe (del Roy Art Theater)-.



3. ¿Cómo nació el espectáculo "La casa canta"? 
Nació con el deseo de investigar el entrecruce de la oralidad poética con otros lenguajes (la palabra, el sonido, el gesto). En un primer momento, le propuse al director del Centro Cultural de la Cooperación, Juano Villafañe, un acontecimiento performático, a partir de distintas voces poéticas, con el fin de presentarse en el VI Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro, en diferentes espacios públicos de la institución. Por su infactibilidad, se decidió crear un espectáculo para la Sala Tuñón,  incorporando poemas de Carlos Aldazábal y el propio Juano Villafañe. El poeta Luis Luchi  me fue sugerido por Fernando Suárez, el baterista e interprete de la obra, amigo de la familia de Luchi. En el proceso creativo, la voz de Luchi se develó como la columna vertebral del espectáculo. Leí todo lo que encontré, elegí poemas de un hombre que no separa la poesía de la vida y que (se) cuenta poéticamente; busqué resonancias y contrapuntos en los poemas de Juano Villafañe y Carlos Aldazábal.  De la partitura escrita con poemas articulados entre ellos y con otros poemas no dichos nació la danza, la música y la puesta en escena de “La Casa Canta”

4. ¿Por qué el título "La Casa Canta"? 
La Casa Canta es el titulo de un poema de Luis Luchi ("Cantemos aunque lo hagamos bien, probemos un pobre dolor interpretado a cuatro voces”).  Por un lado, ese poema es un reflejo de la poesía de la cotidianidad propia a Luchi y por el otro, me es difícil explicar cómo y porqué un verso y un titulo sintetizaron una intuición. La composición y la puesta en escena se desarrollaron en torno al concepto ‘Casa’: el cuerpo en tanto casa del organismo vivo; la poesía entendida como casa del alma y los bienes que construyen la casa del individuo   -el adentro y el afuera; la intimidad de la casa-. Cada uno de los interpretes compusimos con su Casa y la Casa del otro,  y el todo compone  lo que llamé  ‘un poema vivo  interpretado por un cuarteto plástico-musical’.   

5. Contános cómo fueron los ensayos y el tiempo que les tomó para estrenar.
Hace más de un año, empezaron los ensayos a la par del proceso creativo, todo muy artesanal y  los modos de trabajar se dividieron en diferentes etapas. En la primera fase, se desarrollaron encuentros  personalizados con el actor y cada músico; empezamos por los poemas (leer, decir, compartir los sentidos que puede despertar la palabra simbólica y como apropiárnoslos para darle vida; investigando su ritmo,  su respiración, su tono, su peso, su acentuación, trabajando de modo intenso en la dicción). En un segundo momento, se realizó un proceso creativo con los músicos a partir de un trabajo previo en conjunto sobre el universo musical que dispara la poesía además de un trabajo personal de cada uno sobre el acompañamiento musical de un poema dicho. Y por último, desarrollamos el trabajo físico y rítmico con el elenco a la par de una investigación coreográfica y escénica. Después de algunos meses, se sumaron los encuentros colectivos para componer el poema vivo con todos sus ingredientes e integrantes.



6. ¿Cómo fue la elección de los actores y músicos? 
Hace tres años que compartimos con Fernando Suárez diversos proyectos artísticos y me asiste en la dirección. Al pensar en un instrumento especifico como el acordeón, nos acercamos a Alan Haksten quien enseguida se entusiasmó con la idea de investigar el acontecimiento plástico-musical. Respecto del actor, José Luís Calbiño, lo conocimos por medio de una convocatoria y una lectura suya de un poema me pareció que era el tono buscado 

7. ¿Cómo fue la dramaturgia de la obra y la elección de los poetas y de los poemas?
La dramaturgia nació de un puzzle de poemas. Luego de una lectura de las obras de los tres poetas, seleccionamos aquellos que por diversos motivos sentimos que “develaban un mundo”. Hice una primera elección subjetiva de los poemas representativos  de  Luis Luchi, teniendo en cuenta los temas recurrentes en su voz y luego, en un segundo proceso, busqué aquello que los mismos poemas iban contando en su conjunto. Desde ese primer orden fui incorporando los poemas de Carlos Aldazábal y Juano Villafañe que hacían eco con la escritura de Luchi.  En la voz y el tono de Luchi aparece la figura de un poeta urbano, poeta que a su vez es acompañado por dos músicos y una bailarina. Comparten entre ellos los estados anímicos, la palabra y el espacio, componiendo así un viaje onírico, ya sea adentro o afuera de la Casa de cada uno de ellos.  Las relaciones  se hacen y se deshacen al ritmo de  la poesía, no se trata de representar  sino de  presenciar un poema y crear las condiciones para su expresión orgánica    

8. ¿Cuál fue el mayor desafío de dirigirla, actuarla y todo sobre una idea tuya?
Confiar en lo que estaba investigando y lo que estaba proponiendo a los intérpretes partía desde una mirada tanto coreográfica como musical; en ese sentido no fue una dirección teatral: el trabajo de marcación estuvo profundamente vinculado al movimiento del cuerpo y  la danza. Como interprete, mi desafío fue el decir en castellano y componer y cantar una baguala.

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